Es madrugada. Voy conduciendo, junto a él. El viento rompe el mutismo del silencio provocado por una noche de trabajo bien finalizado. Su pelo está alborotado por las corrientes de aire que invaden el descapotable.
¿Existe algo más bello que sentirse tranquilo, feliz y con la satisfacción de ser correspondido?
Las luces suspendidas en la autovía bailan indicando el camino a seguir, como los delfines aproximando al barco invitado.
El juego de luces está iniciado, la música está sonando, nosotros marcamos el paso.
Próximamente nuevos cambios que consolidarán lo que hemos conseguido.
Insistir, resistir y persistir.