Mirar al cielo y buscar la Luna que me penetra con su reflejo y se funde con el intenso negro de tus ojos. Besar tus labios que me queman como el asfalto de una tarde de miércoles en agosto. Sentirte mío y hacerme centro de mí mismo, como se siente el Astro al gravitarle los planetas.
El sentimiento más puro jamás logrado ha nacido en mí y has sido tú el desencadenante.
Soñarte mío ya es realidad, ahora queda soñar despierto y quererte con locura y embriaguez desatada, aunque sé que hacerlo podría llegar a matarme pero, si eso sucediera, moriré queriendo y, sabiendo que los sueños, a veces, se hacen realidad.
Por una vida de realidad, locura y embriaguez desatada por ti; Te quiero Mi Chico de Negro.