Jesús Gil y Gil fue el alcalde de Marbella que consiguió erradicar prácticamente la pobreza y convirtió su mandato y ciudad en una referencia de la geografía peninsular, aplaudido y aclamado por la amplia mayoría. En 1999 fue encarcelado por malversación de caudales públicos. Sus seguidores decepcionados y anonadados ante la noticia.
La libertad de expresión y de pensamiento lo es en tanto en cuanto no conocemos la verdad absoluta de la cosa aclamada.
La gestión del dinero (y más si este es público) debe ser transparente y llevada mediante un control estricto, independientemente de las causas que motiven su gestión ya que, el fin jamás justifica los medios.
Todos estamos a favor de la defensa de nuestros intereses como homosexuales (o como colectivo LGTB para que no se molesten unos pocos) y de la igualdad de nuestros derechos ante el resto de sociedad. En ocasiones, la aclamación y las alabanciosas indicaciones se convierten en repulsa y animadversión hacia los dirigentes.
El control efectivo de las cuentas debe ser eficaz, debiendo ser respetada su investigación por las autoridades o control debidamente asignado, sin confundir las aclaraciones económicas con el ataque a los derechos defendidos.
Lo más delicado del asunto son los devotos o seguidores incondicionales gratuitos que, cegados por la defensa férrea de algo loable y defendible, se permiten atacar en cruzadas personales contra alguien que defiende lo mismo que los atacantes, con medios legales, públicos y controlados.
La guerra no es tal si un bando no se la sigue y sin causas que defender.
Las guerras civiles solo producen bajas civiles.
Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, o no.
___gat.O